Saber venderte
Hasta ahora no he tenido que hacer nunca una entrevista de trabajo. Con un poco de suerte, me tocará este año.
Siempre he pensado en ellas con cierto recelo. Es, tal vez, el único acto en el que no hay sitio para la modestia: tienes que hablar de ti como si fueses tu abuela. Pero sin caer en la prepotencia, claro. ¿Y cómo se consigue ese equilibrio? Y luego está la mala leche del entrevistador, que hay cada uno…
Para ir preparándome, empezaré por leer las 25 preguntas más difíciles (en inglés). Aunque lo mejor sería que las ofertas fuesen como la que hace Eduardo Arcos desde su bitácora ALT1040: no quiere saber dónde vives, ni cómo eres, ni qué titulo tienes (ni siquiera si lo tienes). ¿Para qué?. Sólo quiere ver tu trabajo.